miércoles, 3 de febrero de 2010

Caminos de la Educomunicación: Utopías, confrontaciones, reconocimientos.

Sin duda es un buen artículo, ya que nos muestra una perspectiva amplia de lo que es la Educomunicación y los desafíos que ésta enfrenta; desde su definición hasta su praxis e impacto en la sociedad.

Aquí Ismar de Oliveira identifica cuatro movimientos que se articulan, los cuales se orientan a la utopía de la educomunicación:

1.- La recepción calificada.

El tema principal es la educación para los medios, ya que menciona que la tecnología cumple con un papel fundamental, al ser ésta un medio para poder construir caminos que conlleven a la libertad del conocimiento y de expresión frente a la vocación conductista de la industria cultural y es a esto a lo que le llama educomunicación.
En este punto Ismar nos muestra distintas vertientes que han caracterizado la práctica de la educación para los medios, una es desde una visión cerrada, vertical y moralista, donde el maestro enseña lo que debe ser visto y consumido por sus alumnos.
Otra es una perspectiva culturalista y escolarizada donde los medios son parte de la cultura, por eso objeto de conocimiento.
Y por último una postura dialéctica, aquí el receptor analiza los medios a partir de su propio lugar social, económico y cultural; es decir, se rompe con la funcionalidad de la relación productor-receptor, considerando el papel y el potencial activo del consumidor critico, aproximándose al ideal utópico de Huergo de la libertad de la palabra.

2.- La educación popular.

Aquí el autor nos habla de dos tipos de diálogos el intra-muros y el extra-muros.
En el diálogo intra-muros nos menciona que en el proceso educativo existe una finalidad política, la cual puede tener un sentido hegemónico o proponer un esfuerzo contra-hegemónico en la medida en que tienda a generar prácticas conformistas o cuestionadoras (y resistentes) respecto del orden social (cultural, pedagógico) establecido.
También menciona que el diálogo “intra muros”, por tanto la práctica educomunicativa inherente a la educación popular, sufre antagonismos y resistencias por parte de las maneras oficiales de concebir la comunicación y la educación, pero éstas que no impiden que el ideal utópico de la “autonomía y libertad para la palabra” siga su camino dialéctico de diálogo con el otro
En el diálogo extra-muros, Kaplún afirma que son las visiones del otro que señalan los posibles caminos y orientan las tácticas y delimitan las estrategias a seguir. En este sentido, no puede pensarse un proceso de enseñanza-aprendizaje sin considerar las perspectivas concretas de los actores involucrados. Desde la perspectiva educomunicativa, forma parte de las cualidades propias del educomunicador la capacidad de identificar en los actores la dimensión reproductiva de las estructuras opresivas internalizadas por el sometimiento cotidiano a las reglas, además de identificar las potencialidades creativas que nos ayudan a superar lo instituido y que nos permiten imaginar nuevas dimensiones de instituciones que nos atraviesan, como colectivo y como individuos.
Kaplún sugiere que los educomunicadores deben reflexionar sobre la importancia de los códigos experienciales (vivencias), culturales (dimensión histórica) e ideológica (formas de ver el mundo).
En este artículo también se hace mención a las cualidades que debe tener un educomunicador como son: saber manejar el diálogo con las esferas públicas y privadas, los medios y el sistema formal de enseñanza, con el objetivo específico de ampliar las prácticas educomunicativas. Saber avanzar y retroceder, a través de una pedagogía del proyecto, con la condición de que no se sacrifique la esencia misma del ideario educomunicativo.

3.-La articulación colectiva para el cambio social.

El concepto de educomunicación se usa para designar la búsqueda de articulaciones colectivas y dialógicas en función del uso de los procesos y herramientas de la comunicación, para garantizar el progreso y el desarrollo humano.
Aquí el autor, después de trabajar con una comunidad, dibuja lo que viene siendo el perfil del educomunicador, el cual menciona deberá disponer de conocimientos especializados en las diversas disciplinas que abordan el cambio social (antropología, pedagogía, política, economía, sociología, psicología, etc.); tener experiencia en metodologías de investigación, planificación y ejecución de proyectos y conocimientos en tecnologías de la comunicación. Deberá promover el uso de fórmulas innovadoras de comunicación educativa, así como nuevas estrategias culturales, lenguajes, metodologías, etc., para el campo de las organizaciones y los colectivos civiles comprometidos con el desarrollo.

4.- El reconocimiento de la educomunicación como derecho de todos.

En este punto el autor nos muestra otra forma de concebir a la educomunicación, además de darnos diversos ejemplos de como se ha llevado a cabo la practica educomunicativa en diferentes ciudades de América Latina.
Aquí la educomunicación se concibe como el conjunto de acciones de carácter multidisciplinar inherentes a la planificación, ejecución y evaluación de procesos destinados a la creación y el desarrollo –en determinado contexto educativo– de ecosistemas comunicativos abiertos y dialógicos, favorecedores del aprendizaje colaborativo a partir del ejercicio de la libertad de expresión, mediante el acceso y la inserción crítica y autónoma de los sujetos y sus comunidades en la sociedad de la comunicación, teniendo como meta la práctica ciudadana en todos los campos de la intervención humana en la realidad social.
Lo que se busca es garantizar y ampliar el coeficiente comunicativo de las personas y de los grupos involucrados en los proyectos educativos. En este sentido, la educomunicación se asume esencialmente como un proceso formativo continuo.

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