viernes, 7 de mayo de 2010

Fomenta la lectura y reprograma tu mente.

Reprograma tu mente, por un día apaga la televisión y lee esta pequeña novela.  

Hermann Hesse fue un escritor, poeta, novelista y pintor suizo de origen alemán, recibió el premio Nobel de literatura en 1946, como reconocimiento a su trayectoria literaria.


El sufrimiento es inherente de la existencia, es lo que nos plantea Herman Hesse a través de Siddharta.
Esta pequeña novela nos proporciona grandes lecciones de vida, nos incita a la reflexión de nuestros verdaderos alcances espirituales abriéndonos la puerta a una conciencia más libre con la cual es posible encontrar respuestas a las eternas interrogantes: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? Y ¿Hacia dónde vamos?, además de reflexionar acerca de nuestros recursos que poseemos y podemos utilizar a nuestro favor a lo largo del camino.

La novela relata la vida de Siddhartha, hijo de Brahman, un joven hindú, que busca afanosamente y por los más diversos caminos su propio derrotero vital. Junto a él se encuentra su fiel amigo Govinda. Ambos han de iniciar su viaje compartido, no sólo geográfico, sino personal y espiritual.

Tu alma es el mundo entero, estaba escrito y estaba inscrito que el hombre en su profundo sueño encontraría su parte más interna y residiría en el Atman.

Siddharta es un buscador incansable del Nirvana, el nivel más alto de desapego a las cosas materiales. Para él cada experiencia la utiliza a su favor, nos muestra el valor de la perseverancia, la meditación, la paciencia, el amor, aunque no deja de lado todos los comportamientos malsanos como la pasión, la riqueza y las adicciones, pues de estos también se aprende.

Señala que cuando alguien busca, fácilmente puede ocurrir que su ojo solo se fije en lo que busca; pero como no lo halla, tampoco deja entrar en su ser otra cosa; no puede absorber ninguna otra cosa, pues se concentra en lo que busca.

Siddharta nos dice que la sabiduría no puede ser transmitida, solo el conocimiento, que las palabras no son buenas para los significados secretos, todo se vuelve un poco más diferente en cuanto es puesto en palabras. Las palabras no se pueden amar, por tanto las enseñanzas tampoco. Es mejor amar, admirar y respetar el mundo, las cosas.

 Los libros sólo tienen valor cuando conducen a la vida y le son útiles.
Hermann Hesse.

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